En mis clases, el pasado cobra vida con relatos llenos de curiosidades, anécdotas y conexiones con el presente que despiertan la curiosidad de los estudiantes. Imaginemos juntos las civilizaciones antiguas no como cosas lejanas, sino como personas con sueños, luchas y hasta bromas que no han perdido vigencia. Así, no solo se aprende, sino que se siente y se experimenta la historia.
Creo firmemen...
En mis clases, el pasado cobra vida con relatos llenos de curiosidades, anécdotas y conexiones con el presente que despiertan la curiosidad de los estudiantes. Imaginemos juntos las civilizaciones antiguas no como cosas lejanas, sino como personas con sueños, luchas y hasta bromas que no han perdido vigencia. Así, no solo se aprende, sino que se siente y se experimenta la historia.
Creo firmemente que el conocimiento histórico es fundamental para comprender nuestro presente y prepararnos para el futuro. Por eso, mis sesiones están diseñadas para ser dinámicas e interactivas, donde cada alumno puede aportar, cuestionar y participar activamente. Usamos desde debates hasta juegos y proyectos que promueven el pensamiento crítico y la creatividad.
El desafío de enseñar historia es lograr que cada clase sea una aventura y una invitación a explorar más allá del libro de texto. Mi compromiso es que mis estudiantes no solo acumulen información, sino que desarrollen una pasión por descubrir cómo las decisiones, errores y aciertos del pasado influyen en nuestro mundo actual.
Así, juntos hacemos de la historia una herramienta viva y relevante, capaz de inspirar a nuevas generaciones a comprender su identidad y a construir un futuro mejor con conocimiento, conciencia y entusiasmo.
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